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lunes, 11 de febrero de 2013

Palabras que duelen más que los silencios que agobian.

  
Hay situaciones que marcan irremediablemente
 el cambio de procesos en tu día a día. Hay palabras que duelen más que silencios que agobian. Que está puta sociedad no se da cuenta de lo que puede llegar a marcar una palabra, una jodida palabra. Puede poner principio y fin. Dura, larga, intensa. Dolorosa. Principio y tal vez un final trágico pero con salida. Puede causar mil y una preocupación hacia aquella persona dirigida. Porque puede causar asco, dolor, perdida de sangre, cambios de humor bruscos, perdida de seres a quienes les debías mucho, rechazo a sí misma, ver cosas que ni si quiera son verdad. Porque un reflejo puede doler más que una imagen. Un sueño más que la realidad. No os podéis hacer a la idea de las personas que andan preocupadas por su imagen hacía las personas, hacia sí misma, hacía un espejo. Personas que desean saber el peso día a día para ver si tal vez aun que sea perdido unos gramos. Incluso llega a ser adictivo eso de comer y comer sin ganas e ir corriendo al baño, abrir todos y cada uno de los grifos poner de excusa que andas lavándote los dientes y en realidad estás tirada con un moño más alto que nadie, para no intentar mancharte, de cuclillas frente al váter expulsando todo y cada uno de los trocitos que has masticado, incluso sin meter los dedos haces toda la fuerza necesaria para expulsarlo, que no quede nada. Hasta llegar a sangrar. Y duele. Porque está sociedad está super valorada por un físico sin importancia.

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